Caminar de puntillas por un suelo de madera y esconder después las manchas de mis calcetines blancos.
Dibujar mi nombre en un cristal empañado una y otra vez y dejar un hueco para el final donde tejer un corazón que siempre sale torcido.
Disfrutar mientras veo como las gotas de un helado de fresa hacen carreras por el cucurucho para terminar perdiéndose en mi boca
Jugar a mover mis labios cuando escucho una canción que me gusta y cerrar los ojos para imaginar que soy yo quien la canta.
Quedarme embobada mirando a ese chico que hace burbujas gigantes en el parque y sentir unas ganas irrefrenables de meterme dentro de ellas.
Contar los segundos que restan para que exploten todas las palomitas de la bolsa.
Ponerme un vestido de princesa e imaginar que camino con él horas y horas, sin toque de queda, como Cenicienta.
Desafíar a la paciencia con una piruleta.
Tener la certeza de que aunque pase el tiempo, nada de esto dejará de gustarme....