FAVOLE


Silueta escurridiza que se me resbala por los recovecos de la mirada.
Su mirada felina, capaz de vestir de verano los segundos que se clavan como puñaladas de hielo en una despedida. 

Se entierran una tras otra las horas cuando yace en mi cama. Acaricio sin pedir permiso sus rizos esquivos y caprichosos. Se deslizan por la almohada perfilando senderos desbordados de curiosidad y fascinación infinitas.

Sus labios, la caja llena de cartas de amor olvidadas, canciones de Febrero, despedidas amargas y abrazos vacíos que tanto espacio ocuparon.

Me ahogo en la saliva que a cuentagotas va dejándose la vida en tu cuello. Entro a tus pulmones con cada exhalación, te respiro, distraigo los últimos minutos de noche que mueren asfixiados por besos furtivos de éxtasis y luna llena.

Me pierdo en el camino que sigilosamente recorren tus gestos y en el primer callejón me cruzo con tus yemas, calientes como las últimas brasas de una hoguera, que se apresuran a adivinarme en cada caricia. 

Me colma de necesidad. Me mutila su ausencia.



Lo que más me gusta de tu cuerpo es el sexo
Lo que más me gusta de tu sexo es la boca
Lo que más me gusta de tu boca es la lengua
Lo que más me gusta de tu lengua, es la palabra

 (Julio Cortázar)

¿DÓNDE ESTÁS?


¿Dónde estás? Me paso los ocasos buceando en océanos de silencio y siempre salgo desalentada a la superficie porque de ti, allí no hay nada.

Zigzagueo por los tejados, pisando tejas sin equilibrio. Camino prudente, como un gato sigiloso que huye de su fechoría. 

Ya es de noche, mi momento preferido para buscarte; Acaricio con mi curiosidad los rostros de cada alma solitaria que me cruzo por la acera. Ojos vacíos, corazones ebrios de melancolía, pasos mecánicos que siempre conducen al mismo callejón sin salida. Manos siempre abiertas, esperando aferrarse al cuello de algún alma gemela.

Amparo en cada trago a las lágrimas de vino que no saben contenerse y resbalan cabizbajas por una cornisa acristalada.

Te pongo voz en ráfagas de viento que dejan su ira amontonada en copas de árboles desnudos y azoteas abandonadas.

Amanece y muero con mi búsqueda. Otro día más desayuno sin ti.
¿Dónde estás?