SENTIDOS



Sus ojos, bien abiertos, como la vela mayor de un barco, que se iza, aguardando un apasionado beso con el viento.  Buscan entre insípidos cruces de miradas desconocidas,  toparse con la suya….

Su piel, calmada y serena como la arena que se esconde en un desierto que sólo pisó la luz de la luna. Espera ansiosa una caricia de su mano firme y masculina, un susurro, una melodía compuesta nota a nota, sobre el pentagrama de su espalda.

Sus oídos, aguardan el silencio de permanecer frente a él horas y horas de exquisito silencio.  Embriagarse de él, hasta rendirse en su cama y pertenecerle a sus sueños.

Su perfume,  reposa entre las sábanas,  lleva días dando vueltas y vueltas, aguardando su llegada, para fundirse con él en una explosión de sigilosos olores que se aferran por las noches a su almohada.

Su lengua, se abre paso, componiendo palabras, secuestrando besos….

EL PUENTE

Las ocho, los últimos rayos de una tarde de agosto, que cansados de brillar se dejan morir en el horizonte y....yo. 

Apoyada sobre un puente entre tu mirada y la mía, respiro calma de una atmósfera que descoloca mi pelo y juega a enredar una tras otra sus ondas.

Me tiendes la mano, y me dejo perder en la sutileza de tus palabras

TUS MANOS

Si, así, pasa tus grandes manos por mi espalda y haz un nudo con ellas en mi cintura. 

Apriétame fuerte, haz prisionero a ese puñado de centímetros de piel que se desliza bajo tus yemas

Me sobran los jeans, me sobra la piel, me falta el tiempo...

EL FARO

Apenas unos minutos para las ocho de la tarde, los rayos de sol se apresuran a recoger sus bártulos para despedirse por hoy de otro caluroso día.

El agua, ofrece generosa un reflejo tímido pero tan nítido y conciliador como un espejo. Se mira una y otra vez. El frescor de sus ojos verdes vaila un vals con el intenso azul de su reflejo. Apoya la cabeza en un hombro sostenido por notas de viejo violín.

Imagina uno tras uno sus sueños. Los dispone en fila y con una palmada en la espalda, les anima a subir en un barco. Y en él, viajan. Viajan muy lejos. Se aferran a una vela guerrera que se funde en un apasionado beso con el viento para acariciar kilómetros y kilómetros de salado océano.

Permanece inerte durante minutos que gustosos se convertirían en horas, hasta embrigarse y dejar que la brisa esculpiera un vestido de salitre sobre su cuerpo.

Y aguarda a la noche, su mirada respira ansiosa los segundos que hay entre su anhelo y un humilde faro erguido en alta mar. Tímidamente, se apresura a salpicar con destellos de esperanza, ese lejano horizonte.

COLUMPIO

Lunes, la vida pasa dormida en un pentagrama donde notas musicales afónicas, gritan en vano para espantar su agonía.

Viernes, más de lo mismo, su fuerza de voluntad no atisba a trazar bocetos en un cristal cada vez más empañado.

Respira agitada y se bebe con la mirada todo el aire, hasta que en sus pulmones escuece. 

Sus ojos, carceleros de sus pestañas, apenas se conforman con unas migajas de horizonte. Rayos de sol que le tienden la mano y a la vez la postran de rodillas, la ciegan, la desvisten y abraza el suelo temblando.

Así pasan los días, sentada en su columpio, meciéndo sus ideas en un vaivén entre Enero o Mayo, entre invierno o verano, entre la soledad o aferrarse su mano.....

ANA

Vueltas entre las sábanas y  un vestido de inquietud pegado a tu cuerpo que te aprisiona y te postra en una cama inundada de hojas de cuaderno.

Renglones que se tuercen, apuñalados por las altas horas de una tenue madrugada. Sobre ellos, escritos con anhelo, tus sueños….

Pasean agarrados de la mano y se paran cinco minutos para beberse bajo la luna un vals desesperado.

A los pies de tu cama, una margarita deshojada. Te quiere, no te quiere…ya no esperas nada.

Te incorporas con violenta fuerza, y parece fácil oír como se rompen las cadenas que te mantienen atada. Arrastras tus pies por centímetros de suelo que se hacen eternos entre ese espejo y tu mirada.

Ahí está ella, mirándote sin reproches, orgullosa de lo que eres. 

Bella y altiva.

 Segura como el reflejo de una llama que nunca tuvo tiempo para extinguirse. Inocente como el agua que harta de recorrer senderos, necesita la caricia cómplice de las piedras que se encuentra en el camino.

 Princesa y guerrera.

 Fuerte como la madera que se disfraza de raíces para aferrarse a la desnuda tierra e ingenua como los ojos de un niño persiguiendo un copo de nieve en Enero.

Ahí estáis….tú y la vida. Esa que siempre espera en el alféizar de tu ventana.

RESPIRA

Abría la ventana, y mientras observaba su colada mojada tendida en las cuerdas, pensó si sería buena idea colgar sus dos pulmones allí, junto a vestidos suicidas acostumbrados a contemplar la vida boca abajo.

Dejando caer la persiana con la mayor de las indiferencias, volvió a rastras a su cama. Era tan fácil, sólo tenía que recorrer el sendero que sus pies llevaban dibujando durante la última semana. Parecía como si los pasos estuvieran contados, eran quince exactamente, trece si caminaba más deprisa. 

Y allí, sólo allí, se sentía segura. Cuatro patas que sostenían un colchón que había cambiado su ropa interior de espuma, por un elegante conjunto tejido con hilo de sueños. En esa cama, pasaban las horas, fluían apaciblemente como el agua de un manantial perenne, y a la vez su digestión se tornaba pesada.

Y en eso pasaba su vida, en masticar minutos y segundos, tragarlos sin poder evitar cierto escozor en la garganta y unas inevitables ganas de vomitar en el baño cualquier día de la semana.

COMO NIÑOS DE LA MANO

Si hoy no juegas, yo no juego. Ven, levanta, manchemos nuestros zapatos de barro.

Te voy a llevar a saltar por los tejados, cuidado!, hazlo de puntillas o sabrán que esta noche aún no nos hemos acostado.

Dibujaré de colores mil sonrisas en tu acera, para que te esperen a la puerta en esos días en los que las buscas, pero no las encuentras.

Y como niños de la mano, dormiremos al cobijo de nuestro cuento y una muñeca de trapo....