CONDENADOS



Castigados contra la pared, así sobreviven mis interrogantes sobre ti. Sueño y me despiertas. Despierto a tu lado y me doy la vuelta.


Siempre te gustó más el verano, yo fui más de primaveras. Cuántas consumidas entre margaritas obedientes que me aseguraban que te quería.

Aprendí a respetar los febreros. A ti nunca te gustó la nieve a pesar de tener el corazón casi siempre congelado.


Disfrutaba saltando en cada charco que me crucé por el camino. Tú esperabas en la acera, nunca te manchaste los zapatos.
Descubrí mil trucos nuevos para hacer desaparecer a la gente, a la lluvia y para detener el tiempo, pero nunca entendiste la magia.


Bailamos tantos vals desdichados bajo la sombra de un violín tímido y desafinado... rozándonos los pies y pisándonos el alma.
Leí mil novelas terminadas en puntos suspensivos. Tú nunca tuviste tiempo para finales.
Fui colgando de tu mano, aun cuando al acariciarla, quemaba. Pendiente de tus ojos, sigilosa y de puntillas, evitando tu mirada.


Estamos condenados. Tú blanco y yo negro. Yo ángulo y tú vértice. Tú abismo y yo vértigo. Yo infinito y tú cero. Tú verde y yo rojo. Yo adivinanza y tú acierto.
Todo injusto o nada justo. Y dentro, tú y yo, yo y tú, condenados.

PROMESAS


Promesas que no valen nada, como dicen Los Piratas. Con ellas llevo cargando todo el puñetero día. Pájaros que más que llenar mi cabeza, la vacían. La acorralan contra una pared a punta de navaja.

Hoy cualquier movimiento me asegura un jaque-mate. Me siento en el banco de la estación, viendo como el tren me pasa por delante de las narices. Impasible. Me importa un pimiento perderlo. Mañana pasa otro, hoy me bajo del mundo.

Hoy no me soporto y no quiero que tú lo hagas. Tan difícil es de entender que solo necesito juguetear con un mechón de mi pelo mientras veo nevar….Sólo eso. No necesito palabras vacías, chistes fáciles, canciones mudas ni conversaciones que me atraviesan la cabeza de lado a lado como el dardo que se pelea por su diana.

Y mastico rabia. Me duelen las muelas, pero más me duele estar en mi piel. Me sobra aún estando a cuatro grados bajo cero.
No digas nada, no me obligues a rebuscar sonrisas en la trastienda. Sabes que lo haré, que siempre llevo una maleta llena. Aunque llueva, aunque nieve, aunque truene…Ahí la tienes. Sumisa. Pacífica. Fiel.

Esta noche no me juzgues. Déjame sola cocinando mis miserias. No te pedí halagos, consejos, consuelo y mucho menos que me entiendas. Eso sí, si vuelves, tráeme una caja de indiferencia y una manta de lana por si me escuece el frío.
Y no preguntes por nada porque hoy te responderé a todo que sí. Seré soberbia, arrogante, altiva, bruja sin escoba. No te lo mereces. Tampoco yo sabría hacerlo, para que engañarnos….

No te preocupes por mí, si la mayoría de las veces con una piruleta se me pasa. Arrópame anda, si nunca dejé de ser una niña.
Te prometo....
Hoy creo que no puedo prometer nada. Hasta mañana.

1 DE ENERO



1 de Enero….y otro año al que mirar en el espejo. Durante 360 días lo llevé a pasear por jardines, playas, caminos sin destino, avenidas llenas de gente, y discotecas vacías. Los 5 restantes no tuve fuerzas para salir a ningún sitio.

Fue un mes diferente el hermano pequeño de Enero/2010. Un mes en el que de tanto oír aquello de “año nuevo, vida nueva”, las cosas tomaron otra dirección, no hacia un feliz año, pero qué importaba, siempre se puede coger un atajo y llegar puntual en marzo…

Muchas noches de exquisita pero hiriente soledad, de frío en el sofá y como testigos, una radio incondicional y un corazón que sin saber de dónde sacaba sus fuerzas, cada día latía más fuerte.
Días inolvidables que te hacen afortunado por contemplar el mayor milagro en esta vida: la propia vida y agraciado por no conocer el peor de los puntos finales: la muerte.

Lágrimas de todos los tamaños y colores. Las que nacieron por ti que te fuiste y más tarde te agradecieron el que lo hicieras. Las más sensibles, que aparecían con cualquier canción desamparada que se dejara escuchar a las dos de la madrugada. Las que se quedaron en camino porque la rabia no las dejó salir de casa. Y las que te hacen darte cuenta de que si están ahí es porque la vida puede ser maravillosa.

Brindis con vino tinto, rosado, champán de cualquier nacionalidad y con agua del grifo. Si puse el corazón en la copa, con eso me bastaba. Brindé por sentimientos, por amistades perennes, por un final feliz en cualquier cuento de amor, por la luna, por seguir emocionándome cada vez que alguien me diga te quiero y por no dejar de querer nunca a quien logró emocionarme.
Doce meses con treinta días y alguno de propina y miles de sentimientos, impresiones, arrebatos, manías, pasiones, locuras, afectos, deseos, reflexiones, justicias e injusticias….

Y al final, te ves obligado a hacer un ridículo balance; a editar una lista con nuevos propósitos que si no te aportan algún beneficio hedonístico nunca llevarás a término…

En fin, prefiero mirar atrás y ver parte de mi camino. En él, huellas, algunas más profundas, otras casi inapreciables. Eso es todo, amigos.