Qué fácilmente sales de mi boca, sonrisa temeraria. No te da miedo adentrarte en la noche, surcar océanos
profundos como tu existencia y frenar en seco ante cualquier muro de hormigón que te plante cara.
Quédate esta tarde en casa, tírate en el sofá, entre las revistas llenas de horóscopos descabellados y las almohadas que mullen tus sueños. No salgas fuera, no a este mundo de locos en el que no encajas.
Eres mucho más que una pieza. Tal vez el paisaje en el que tanto cuesta enderezar las nubes, o el azul perfecto que viste ese par de ojos cristalinos; El puente levadizo sin el que ningún caballero podría haber asediado a su princesa y el girasol que más madruga para ser el primero en charlar con su querido sol.
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