ADIVINA, ADIVINANZA



Adivina, adivinanza…..

Es cuando te miran a los ojos y un soplo de ilusiones merodea por el jardín de tu alma. Cuando el día puede travestirse de noche y la noche de cualquier cosa. Cuando rozar su mano es izar la vela maestra de un barco e imponer el rumbo en un océano caótico y tintado de bravío oleaje.

Es cuando dar una patada a una lata oxidada a las diez de la noche en una calle vacía, se disfraza de aullido de lobo y pisa cauteloso cada tejado de la ciudad. Cuando escuchas cinco veces seguidas esa canción y dejarías de respirar por verla brotar de cualquier canalón acorralado por la lluvia. Cuando las horas se suicidan a medianoche y los minutos colgaron el cartel de “no hay entradas”.

Es cuando pronunciar un adiós duele más que la traición de una fría y desorientada puñalada. Cuando apagas el despertador de un manotazo para permanecer mañanas y mañanas en el mundo de los sueños. Cuando no ves lo que escuchas, ni oyes lo que miras.

Es cuando los atardeceres son dardos y los abrazos diccionarios. Cuando cada centímetro de piel es una avenida y cada tímido pestañeo, un pasajero habitual en el vagón hacia sus ojos.

¿Qué es…?

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