ACANTILADO


Ambas manos resguardadas en una burbuja de aire templado que guardaban fervientemente unas piernas entrelazadas, candadas....Allí había permanecido un gran puñado de minutos, difíciles de nombrar sin un reloj en su muñeca.

El cielo lucía tímido, como con miedo de asomarse a ese espejo de aguas impetuosas que tenía justo en frente. El color se había ido tornando triste. Díficil de describir. Tenía una de esas tonalidades que antes que verse, se sienten, como el estado de ánimo.

Así estaba ella, como el gris sumiso que se apresuraba en abrazar a las nubes e inerte, estática, sobre unas rocas poco apacibles, pero que le brindaban el mayor de los reposos.

Y respiraba las olas que vestían con volantes de espuma un acantilado caprichoso. Se embriagaba de la intensidad del salitre, inhalando amaneceres y exhalando felicidad.

2 comentarios:

  1. el relato me hace volar la imaginacion, me parece estas ahi,muy bueno
    besos

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  2. Me alegra que te hayas dejado transportar, Carna
    Un beso

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