Sus
ojos, bien abiertos, como la vela mayor de un barco, que se iza, aguardando un
apasionado beso con el viento. Buscan
entre insípidos cruces de miradas desconocidas,
toparse con la suya….
Su
piel, calmada y serena como la arena que se esconde en un desierto que sólo
pisó la luz de la luna. Espera ansiosa una caricia de su mano firme y
masculina, un susurro, una melodía compuesta nota a nota, sobre el pentagrama
de su espalda.
Sus oídos,
aguardan el silencio de permanecer frente a él horas y horas de exquisito
silencio. Embriagarse de él, hasta
rendirse en su cama y pertenecerle a sus sueños.
Su
perfume, reposa entre las sábanas, lleva días dando vueltas y vueltas, aguardando
su llegada, para fundirse con él en una explosión de sigilosos olores que se
aferran por las noches a su almohada.
Su lengua,
se abre paso, componiendo palabras, secuestrando besos….