Y llora como la rosa a la que violentamente, le fueron arrancadas las vestimentas. Desnuda en el ocaso se atavía con tímidos rayos de anochecer que forcejean por aderezarla.
Pétalo a pétalo, reparte su esencia serena por caminos de tierra mojada y la inunda con olores que embelesan con punzadas de extrema tristeza.
Se mece entre sus lágrimas con el anhelo de no tardar más de dos madrugadas en quedarse dormida.
Preciosa entrada, analogía perfecta de aquellas situaciones en las que el llorar reparte cúmulos y cúmulos de sensaciones generadas por sentimientos... !
ResponderEliminarA menudo se asocia el llorar o la cascada de lágrimas con la tristeza, pero que bien nos sienta a veces, porque aun escapando de lo más sufrido de nosotros actúa regulandonos el dolor suavemente, tan solo suavemente :)
Qué razón tienes...qué serían de los cabreos sin esas lágrimas cargadas de rabia o de las despedidas sin lágrimas tímidas que titubean con salir o no salir o de las rupturas sin lágrimas llenas de días felices o de las carcajadas con lágrimas de felicidad....
ResponderEliminarMe alegro que te guste
;)