DETALLES


El bambú de la suerte es una planta que además de decorar el hogar y de transmitir felicidad, puede describir el carácter de una persona.
Tener espíritu de Bambú significa que nos sabemos adaptar a las situaciones con las que nos vamos encontrando, curvándonos para más tarde salir indemnes y victoriosos de las situaciones difíciles.
El bambú, símbolo de humildad, modestia y longevidad, es un emblema de paz, serenidad, elegancia, constancia y obstinación.
Su tallo recto simboliza la determinación de la meditación, mientras que su hueco interior sugiere la apertura del espíritu.
¿Qué nos lleva a invitar a una planta a nuestro hogar?
¿Tiene un fin meramente decorativo o hay algo más?. Para mí, tiene más peso lo segundo. En general, nada es gratuito, cada paso que damos por pequeño que sea tiene su sentido, su pretensión, su doble filo. Ahora bien, es porque necesitamos cuidar de algo o porque necesitamos que ese “algo” nos necesite…?
No me resulta muy difícil dejarme llevar mirando a mi “invitado” e intuir ciertas aproximaciones con los seres humanos.
El tallo, simboliza para mí, el camino, un camino a priori sin fin, sin límite, del que tú y sólo tú eres el dueño y decides donde te caes y donde te levantas. A veces se curva, cuando las situaciones son tan insostenibles que no atisbas ni un resquicio de esperanza. Te frenas en medio del camino, solo, nada ni nadie parece existir, sólo tú y tu eco. Tienes un reloj de arena en frente, te observa amenazante, te desafía con la mirada y te echa un pulso. Aceptas o no el reto.
Si superas esas situaciones, como comenta el dicho popular, sales indemne y victorioso de ellas. El tallo crece con más fuerza, más bello, imponente, orgulloso…...
Admiro su capacidad para aferrarse a la vida, le basta cualquier rincón en el que sienta que no molesta, allí donde se colocan los libros que ya se han leído una y mil veces. Su silencio, su modestia, su sacrificio.
Me gusta mi Bambú, le miró y siento que como él, me bastan unos rayos de sol, por fugaces que sean cada día en mi ventana, un poco de agua fresca que me haga saber donde estoy y alguien que me observe desde su silla, porque me sentiré orgullosa de haber aportado algo a su vida.
Hace poco estudiaba algo que se centraba en el poder de los detalles. Los detalles construyen las situaciones. Los detalles dan vida a un folio en blanco, a un atardecer, o a un mar en calma.
Puede sonar vacío, simple o demasiado sencillo, pero me encantan los detalles. Hoy fue esa rama de bambú la que me hizo sentir y mañana lo hará otra cosa…..

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