INERTE




Todo momento tiene su música, su banda sonora particular....durante algunos días la mía ha sido una canción de Los Piratas; se llama "Inerte". Cito textualmente una parte:


Mirando al techo fijamente, podría sustraerme,y separarme de este mundo en un impulso
Como en un cuento , separando, la gravedad del centro

recorriendo sin movernos el universo
Colgado al suelo simplemente, manteniendo un rumbo inerte

y el suelo se convierte en poesía
Me resulta curiosa la versatilidad del ser humano, o quizás mejor describirlo como volubilidad, que se refiere a aquello inconstante, con tendencia a cambiar...Somos marionetas, títeres, y a la vez somos ventrílocuos, directores de orquesta...contradictorio, tal vez. Podemos dirigir nuestra vida y podemos ser esclavos de ella.

Como dice la canción, a veces te hallas mirando al techo, un techo que se muestra caprichoso, inalcanzable, eterno, y la habitación se da la vuelta, sientes que en realidad estás al borde de tu cama, con las puntas de los pies jugueteando en un precipicio. INERTE, contemplas la distancia que te separa del suelo, pero no retrocedes, tampoco avanzas.

Es como asomarte a una ventana y darte cuenta de que el mundo se ha parado, algo seguramente imposible, pero si absurdo y surrealista. Pero lejos de cerrarla y volver a lo de siempre, sigues allí, asomado, esperando que pase algo. No gran cosa, la más fugaz ráfaga de viento bastaría, un cristal que se rompe, una risa espontánea, el portazo de un coche...

Hay días en los que parece que la ocurrencia de algo tan simple es un deseo demasiado exigente quizás. Sin embargo, sigues asomado a la ventana, INERTE, imantado a ella.
Finalmente, retrocedes y te desplomas en la cama, te desvaneces en el vacío. La inercia pesa.
Los sentidos se anestesian, como la vieja bici que rueda cuesta abajo, por el más abrupto de los terrenos y obediente sigue cumpliendo con su destino.
Te sientes incapaz de plantarle cara a la ley de la gravedad, de abrir la ventana y gritarle al aire, de abrir los ojos y ver lo que te rodea.
Y te puedes pasar horas y horas, sentado en la estación esperando ver pasar un tren, y sentir como vibran los andenes, como ensordecen tus oídos y como tu corazón se dispara al divisarlo a lo lejos...
Yo me prometo ir a buscar mi tren cada vez que quiera viajar, no ser un ser INERTE, una hierba que crece con el poco sol que le brinda su mala ubicación. Una telaraña escondida en el más sórdido de los rincones o un canto de río que no fue arrastrado ni por la corriente más impetuosa.
Me prometo como dice la canción, no colgar del suelo, sino pisarlo, pisarlo con fuerza, saltarlo, romperlo, vivirlo, pero nunca permanecer INERTE en él.

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