Son las 4 de la tarde, el calor fundiría hasta al más gélido de los corazones. Me siento en el alféizar de la ventana y respiro en pequeñas dosis, centímetros de verano.
Al fondo, unas montañas solitarias y rezagadas que me rescatan de la monotonía y me sumergen en océanos de nostalgia.
Fieles confidentes, me miran a los ojos y nunca preguntan. Sólo me escuchan. Poco a poco me voy ganando su confianza. Detrás de ellas.....magia. Y entre nosotras, antenas que pasan el mes de Julio a duras penas, persianas bajadas y silencio.
Me resigno a pensar que esto es todo....Prefiero abandonar mi vista allí, en las montañas, como el hada que le sobran las alas, pero le falta la magia....