RESIGNACIÓN


Sentado en un sillón que hace las veces de abrazo, se aferra a la taza de café y al reflejo de la luna, pensando que poco más le pertenece en ese preciso momento.

Juega a contar las ventanas vestidas aún de luz a las 2 de la madrugada e intenta imaginar cuantos corazones mudos como el suyo, se lamen sus heridas entre las sábanas.

En los últimos meses, pocas sonrisas, las que salieron entre madrugadas de lágrimas y no pudieron sino resignarse a perder la batalla. 

Prende un cigarrillo, ya ¿qué más da?. Entre los bucles de humo que se trazan en el aire se siente seguro. Besos apasionados de nicotina le roban el sueño y mientras, recorriendo la casa, el tic tac de un reloj que no da segundas oportunidades.

Diez meses de vida, con un poco de suerte, doce o trece. Reclina su nuca contra el respaldo, tiende la mano sobre el reposabrazos y la espera ansioso…..

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